Campaña Mordheim 2019 – Misión 3

«M’an violao». Tal cual. Me han pasado vilmente por la piedra. Y no vayáis a pensar que ha sido cosa de una banda rival que me sacase años luz en experiencia y equipo. Que mas quisiera yo que esa fuese la excusa. Pero no. Ha sido mi colega Jorge quien se ha tomado venganza tras nuestra última partida, y literalmente me ha barrido del mapa. Pero vayamos por partes…

Para mi tercera partida nos hemos juntado cuatro jugadores. En realidad, ésta era más bien un ajuste de cuentas entre los Bretonianos de Jaakko y los Enanos del Caos de Henri. Pero Jorge (Marauders del Caos) y yo (Cazadores de Brujas) nos hemos adobado para convertirla en una partida multijugador a dos bandos: Caos contra los seguidores de Sigmar o la Dama del Lago. No obstante, hemos mantenido cada uno nuestros turnos: es decir, hemos jugado 4 turnos por ronda, cada uno el suyo.

La idea de la misión era muy sencilla: aparentemente, tras meses de tropelías varias el Bretoniano decide abandonar Mordheim cargado hasta las trancas de fragmentos de piedra bruja y tal. Los Enanos del Caos, tan pillos como son ellos, deciden emboscarlos a la salida de la ciudad de Mordheim, cual «la Noche Triste». Total, tras un «pimpam toma lacasitos» los Enanos del Caos consiguen capturar al final de aquella partida a dos de los héroes bretonianos con motivos sodomitas (no podría ser de otra forma). Y claro esta, el bretoniano no podía dejar así las cosas en su partida de jubilación. Tras solicitar los servicios de una banda de cazadores de brujas novata (la mía) como debo, planea emboscar a su vez a la banda de Enanos del Caos y liberar a los prisioneros que están colgando del carro de guerra enano. Todo sea por salvar el honor de la banda antes de abandonar Mordheim definitivamente. Pero los Enanos del Caos no son tontos, y también han reclutado a una banda de novatillos seguidores de Khorne para proteger su carro de guerra. El objetivo de los humanos es dejar fuera de combate a dos de los esclavizadores que portan las llaves de las cadenas de los prisioneros, liberar a los prisioneros con ellas y finalmente proteger la huida de éstos. La misión de los caóticos es evitar todo esto.

Primero despliega el Enano del Caos en el centro del tablero con su carro somodizador (o esclavizador) en el centro, con las murallas de Mordheim a sus espaldas.  El carro de guerra enano o esclavizador merece una explicación. La banda de los enanos tiene dos héroes que son los esclavizadores. Si estas miniaturas dejan fuera de acción a una miniatura rival, ésta se considera capturada y se la encierra en el carro. Tras la partida, se supone que el carro se dirige a las tierras del Caos para sacrificar a los cautivos, lo que se torna en experiencia y ricos regalos de los Dioses Oscuros. Así que como os imaginaréis, el cacharro diabólico vale su peso en oro. Lo maneja un fulano, que se puede subir o bajar del trasto. Dicho esto, los enanos se despliegan alrededor del carro de prisioneros, con un oteador armado con un rifle de caza en lo alto de una torre. En los restantes tres lados del tablero desplegamos los demás: los Marauders del Caos al este, los Bretonianos al oeste y yo justo en frente, al sur. Los marauders del Caos despliegan en piña en su lado de la mesa, al igual que yo, todos con los cojoncillos como canicas. Por su parte, el Bretoniano se coloca a distancia de carga del enano, con un par de coj….. Las bandas de Bretonianos y Enanos del Caos están claramente en otra división. Ambas nos doblan (o triplican!) el ratio de la banda a mi y a los Marauders del Caos de Jorge. Pero bueno, ahí estamos a ver si rascamos algo.

La partida la comienza el jugador Bretoniano, quien se lanza de cabeza contra el jugador enano. Mientras los arqueros hacen buen uso de sus arcos largos para derribar a uno de los malvados hobglobins, los hombres de armas con el apoyo de un ogro guardaespaldas se encargan de repartir sus buenas tortas también y otro hobgoblin se va a al carajo. En su turno, el jugador Enano devuelve sendas tortas al bretoniano. Cabe mencionar el minotauro-toro de los enanos, quien lleno de emoción carga contra uno de los arqueros pero debido a una resaca de narices falla dramáticamente todos sus ataques. Pero el bretoniano no es que se luciera tampoco… De hecho, un combate besugino se mantiene durante varios turnos entre un arquero acojonado y un minotauro resacoso. Mientras esto ocurre, los Marauders del Caos y los Cazadores de Brujas de aproximan al combate con parsimonia mientras van cantando «ahora que vamos despacio vamos a contar mentiras».

Durante el siguiente turno la cosa se mantiene más o menos igual. Cae otro hobgoblin. El carro de guerra enano avanzó un poco el turno anterior, pero pronto el conductor se baja del carro para hacer frente al ogrete Bretoniano y la cosa se queda estancada justo en el medio del tablero. De nuevo, los Marauders del Caos y los Cazadores de Brujas seguimos avanzando mientras entonamos la segunda estrofa «…por el monte corren las sardinas tralará». Creo que es en este momento cuando nos sale un random event. Piscina de sangre o algo así. El caso es que si una miniatura deja fuera de acción a un rival en melee, ésta debe superar un chequeo de fuerza. Si lo falla, queda derribada (se resbala con tanta sangre).

Finalmente en el turno 3 las dos bandas mindundis nos aproximamos a la jarana. Los Marauders del Caos lanzan a su perro hacia el combate contra los bretonianos, si bien aún no llega a la melee; mientras que los restantes Marauders ponen en peligro mi flanco derecho. Esto me impide aproximarme libremente contra los Enanos del Caos. Con todo y con eso, lanzo a la carga al Ogrete y al perrete contra uno de los carcerelos enanos, si bien el perrete se caga vivo al ver las cicatrices del menda y decide que es mejor no atacar (falla el chequeo de Liderazgo). Para proteger el culo del ogrete, el resto de la banda se encara hacia los Marauders del Caos e intenta cerrar ese flanco.

Mientras los Enanos del Caos y los Bretonianos se siguen dando de palos alrededor del carro de guerra Enano, los Marauders del Caos se lanzan en tropel contra mis pobres diablos. Pero no todos ellos. Uno de los Marauders del Caos se ha caído a las catacumbas cuando pisó en falso la boca de una alcantarilla. Por suerte en su caída se encontró una lampara, así que por el resto de la partida está intentado encontrar la salida de aquel agujero (obviamente a sus colegas se la sudó bastante que su compañero se hubiese caído y no le echan una mano). Esto fue otro random event. Pero tampoco es que hiciese mucha falta la ayuda de este fulano… En su primer turno de combate, el Caótico me carga con tres muchachos. Vienen tan resentidos de la anterior partida (donde mis Cazadores de Brujas les doblaron la espalda) que les dan tales guantazos con la mano abierta que la ostia resuena en todo Mordheim. Con el eco de los tortazos aún reverberando entre las calles, los caóticos dejan fuera de acción a un zelote y a un flagelante. Uno de los cazadores de brujas que había mordido el polvo tras recibir un perdigonazo del rifle de caza Enano, y estaba derribado en el suelo, es trinchado vilmente por uno de los caóticos. Los pinchazos se debieron de infectar con tétanos debido a las armas oxidadas de los Caóticos, ya que el pobre Cazador de Brujas se fue derechito al infierno a pagar por sus pecados (no sobrevive a la partida). Con los nervios, mis Cazadores de Brujas no hacen absolutamente nada contra los Caóticos. El ogrete tampoco se luce, y de echo el enano le clava su látigo de pinchos y le hace una herida.

Durante los siguientes turnos las ostias se repiten. Mis cazadores de brujas no hacen prácticamente nada contra los Marauders del Caos, aunque el ogrete tiene más suerte. Con ayuda del perrete consiguen moler a palos al esclavizador enano y le roban las llaves del carromato. Durante el turno siguiente el ogrete intenta manejar las llaves con sus regordetas manos hasta que consigue abrir el carro y liberar a los prisioneros. En realidad el Bretoniano por su parte ya había conseguido un juego de llaves, y estaba a punto de abrir el carro también. El caso era que el Bretoniano prometió 100 coronas de oro a mi Capitán si conseguía derribar al carcelero. Y así había cumplido. No obstante esta es una pírrica victoria, ya que los Marauders del Caos ya están en piña sobre mis pobres Cazadores de Brujas, y con escoba y recogedor en la mano, mandan para casa a toda mi banda salvo cuatro figuras (el Capitán, un zelote, el perro y el ogrete). Los Caoticos se han resarcido claramente de su derrota en nuestra anterior partida… No obstante, antes de que mi banda sea borrada literalmente del mapa, un héroe Bretoniano decide cargar contra el Siconista caótico (o como se llame, es un tío que cada turno determina de forma aleatoria sus atributos. Este turno le sale casi todo 5+). Según llega el Bretoniano, el sinocista le da un bofetón que le hace rebotar contra el suelo y queda aturdido. Sin embargo, los Marauders del Caos deciden que el pescado ya está todo vendido, y aburridos, se marchan del campo de batalla (fallan el chequeo de liderazgo por tener más del 25% de bajas). Dejan las calles con tan solo dos bajas (la tercera es el muchacho que se calló en las catacumbas). Mientras tanto, los dos Bretonianos cautivos, ahora liberados, empiezan a correr hacia los bordes del tablero. Curiosamente van desnudos y tienen todo el cuerpo rasurado. Me pregunto que tipo de torturas recibieron por parte de los Enanos del Caos…

Con este inesperado resultado, los Bretonianos y los Cazadores de Brujas respiran más tranquilos. La banda de Marauders del Caos era en ese momento la más fuerte, ya que todas las demás estábamos con menos de la mitad de nuestras miniaturas originales. Haciendo piña, Bretonianos y Cazadores de Brujas se dan las mano y empiezan a jugar al «Corro de la Patata» alrededor de los Enanos del Caos. Mi Ogrete se lanza contra el líder enemigo. Pobre iluso. Con la Habilidad de Armas de 7 del líder enemigo mi pobre ogrete no hace una mierda… El minotauro-toro despacha a otro Bretoniano y las cosas se empiezan a poner muy feas para nosotros. Al final, mi Capitán tras exigir al Bretoniano el pago de las 100 coronas de oro se echa la manta a la cabeza y abandona el campo de batalla (también fallo mi chequeo de liderazgo por tener tener más del 25% de bajas). Al turno siguiente, es el Bretoniano quien lo falla…

Épico combate para el Enano del Caos, quien ha aguantado hasta el final de forma epiquísima. Y también épica fue la barrida que me pegó el Marauder del caos… Quedan fuera de combate 25 guerreros entre las cuatro bandas. Menuda piscina de sangre! Mi banda ha salido relativamente mal parada. Un zelote se va a a acompañar al héroe cazador de brujas al infierno. Recuperar al zelote no es difícil gracias a las 100 coronas que me dió el Bretoniano. Pero recuperar al héroe va a ser complicado. En mi siguiente partida tengo subida de nivel de los Flagelantes y Zelotes. A ver si tengo suerte y saco algún héroe. Ahora mismo tengo dos vacantes para héroes que me interesa ocupar. Como solo me quedó en la mesa un héroe, el Capitán, tengo un único dado para buscar piedra bruja y saco un misero fragmento. Al menos consigo una nueva habilidad con el Capitán y otra con el Ogrete. El capitan se lleva «step aside» que le da una salvación de 5+ en melee y el ogrete «strongman» que le permite manejar el arma a dos manos de forma normal (nada de atacar en último lugar). Con el dinero restante decido reclutar a un mendigo para usarlo como escudo humano en las siguientes partidas, además de comprar algunas armaduras para mis héroes.

 

 

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